Habitos

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Crea hábitos que te permitan sentir con más productividad, trabajando menos y ganando más

Agradécele a la vida

Una de las alternativas al positivismo exacerbado centrado en las expectativas referentes al futuro, es el hábito de practicar la gratitud, es decir, el hábito de reconocer y de sentirnos agradecidos por lo que tenemos, en vez de centrarnos en lo que nos falta.

La gratitud es la virtud de reconocer los regalos recibidos y de corresponderla con palabras y gestos.

Es conectarte con lo bueno que te está sucediendo. Reconocer las bendiciones que recibes en tu vida y valorar el apoyo que te dan otras personas. Agradecer genera emociones positivas. Proporciona felicidad, tanto a quien la da como a quien la recibe. La palabra “gracias” tiene una alta vibración y es una de las más importantes expresiones de amor. Cuando agradeces, sientes que tienes abundancia, sientes que recibes. Cuando te agradecen, sientes que has hecho bien. Agradecer constantemente es vivir en el presente. En el momento en que comienzas a hacerlo, enfocas tu mente en lo positivo y la alejas de los pensamientos negativos.

Expresar gratitud es otra conducta que ha demostrado que provoca emociones positivas. El ejercicio de expresar gratitud a quien nos ha hecho algún favor nos provoca una reacción emocional positiva y duradera. Agradecer como respuesta al vivir, puede mejorar nuestra calidad de vida interior. Cuando lo convertimos en un ejercicio diario, nuestras experiencias se nos mostrarán llenas de riquezas, permitiéndonos ver el lado positivo de la vida.

Sentir frustración, rabia o impotencia es quizá la respuesta que cualquiera de nosotros daríamos ante hechos desagradables en la cotidianidad. Sin embargo, si nos dejamos arrastrar por estas sensaciones, las consecuencias serán peores. Si bien son válidas las quejas y sentirnos desalentados ante algunas circunstancias, también es válido saber que hay todavía un mundo a nuestro alrededor por descubrir y estrategias más eficientes que nos pueden beneficiar. Agradece primero a Dios por la vida y a las personas que han formado parte de tu vida.

Orden y limpieza

Todo lo que nos rodea posee energía. Esa energía es llamada por los japoneses Qi y por los chinos Chi. Fluye por todos nuestros espacios, es la fuerza vital que permite el movimiento de la vida.

El primer emperador de China comprendió su poder, por ello fundó su poderío tomando en consideración la geomancia de la Tierra junto a otro grupo de ciencias místicas que dieron origen al arte ancestral del Feng Shui. Ya en aquellos tiempos este arte ancestral fue usado por los grandes gobernantes del imperio, lo que dio origen a las dinastías más poderosas. El palacio se ubicaba teniendo en cuenta las coordenadas más propicias por Feng Shui. Así mismo, se escogían las texturas, los materiales, las formas y los colores que fueran propios a la coordenada favorable, para que así el Chi del Universo invadiera cada espacio, llenando al emperador y a su descendencia de la mayor prosperidad. De esta manera, el emperador aseguraba su gloria y la de su dinastía.

Entender esta fuerza y aplicarla en nuestro hogar es sencillo. El Feng Shui nos enseña que la energía dentro de nuestros espacios debe fluir con libertad, para que la prosperidad del universo entre en nuestras vidas sin obstáculos. Todo aquello que se encuentra en tu hogar habla de ti, narra tu historia y lo que quieres para tu vida. Esos

 

 

espacios poseen una energía que puede favorecer o retrasar tu avance en la vida. Por eso, siguiendo las herramientas de este arte, puedes hacer que tu hogar sea la fuente de tus éxitos y riqueza.

La primera regla que nos enseña el Feng Shui es que el orden y la limpieza es lo principal. Mantener una casa ordenada y limpia nos permite generar ideas claras y mantener determinaciones precisas hacia lo que queremos y lo que hacemos a diario para conseguirlo. Por ejemplo: el desorden en cualquier habitación genera en las personas desequilibrio, desorientación, pensamientos erráticos e, incluso, poca capacidad de liderazgo o de decisión para emprender el control de sus vidas. Todo este caos mental influye directamente en los proyectos, estudios, negocios y el trabajo. Las personas con este tipo de desorden en su hogar tienden a vivir frustradas y desorientadas. Muchas veces ni siquiera saben por qué, pero sienten que no pueden tener el control de sus propios pensamientos.

En este caso, si se introduce el simple y básico principio del Feng Shui (poseer orden en el sitio donde habitamos), el cambio en sus vidas será importante y las conducirá hacia una nueva concepción de la vida, facilitándoles la construcción de sus sueños.